Habrá deseado algún pobre iluso. Yo encantado me iría a cenar con una reina de belleza para platicar de los problemas astrofísicos que nos aquejan últimamente desde que se acerca el 2012, el año donde según los mayas, terminará el mundo.
Ahora que ya pasamos el umbral, y esto se llama 2009, recuerdo que cuando comí las uvas en el 2008 no pedí muchos deseos, sólo que el amor de Sol todavía fuera vigente. Pedir que el amor sea vigente, es lo mismo que pedir que un cartón de leche se conserve. El amor, como la leche desperdiciada, transmuta y transforma en otras cosas. La leche puede transformarse en queso, o en hartos búlgaros, me gusta más el queso que los búlgaros. Si el amor se transforma en queso, podría hacerme quesadillas. Me gusta el queso.
No deseé dejar de fumar. Ya lo hice una vez, y fue horrible. Tal vez me someta a ese tratamiento masoquista en el futuro.
No deseé tampoco, bajar de peso. Sin embargo, estoy haciendo pequeñas mejoras a la salud. Tomo té, por ejemplo. Tomo agua, por ejemplo. Tomo menos coca cola, por ejemplo. Evito dulcitos, por ejemplo. Me compré un podómetro y junto con un juego de la Nintendo DS (My Weight Loss Coach), registro los pasos que camino diariamente. Nada muy espectacular.
Sin embargo, he redescubierto el gusto por caminar. Ayer me sentí muy sedentario, mientras estaba en la oficina esperando trabajo, así que levanté mi gordo trasero y fui a dar unas cuantas vueltas a la cuadra.
Hoy caminé por la unidad y re-encontré uno de los escalones donde anoté “T-T” en el cemento fresco. Pequeño vándalo. No pude recordar en que año lo hice. Si no me equivoco, lo hice mientras caminaba con mi hermano, cuando regresábamos de su escuela. Nos topamos con el cemento fresco, tomé una varita y lo escribí: “T-T”. Dormía mucho en aquel entonces, y lo abandonaba en mi trabajo. Trataba de ir por él a la escuela todos los días, pero a veces los desvelos me hacían dormir de más. Los desvelos y la tristeza. Los desvelos y convertirme en adulto. T-T de Tsef Thaed. Hace mucho, nadie me conoce por ese alias. Me gustó más el Árbol, me gustó más el Fest. Estos cambios que hace uno mientras suceden los años. ¿Cómo me voy a llamar en veinte?
Caminé por la unidad, y lo disfruté, reconocí a los viejos de siempre, callados e insulsos, haciendo sus paseos con los perros. Eso debe ser un trofeo: Ser un viejo y pasear con el perro. Es el trofeo de una larga vida de triunfos, fracasos, privaciones, decepciones y resolución de problemas y la vida. Me sentí viejito, callado e insulso, subiendo las escaleras y bajándolas de nuevo. Sube el piano, baja el piano. Eso es la vida. Avanza un paso, retrocede dos, pasa a cobrar y todo ese rollo turístico mundial.
Feliz 2009, sea entonces.