Los cuervos…
tienen mucho calor,
porque sus plumas negras
asimilan la luz del sol.
Cuando un cuervo vuela
en primavera, o en verano,
parece un rayo de luz
que confunde las miradas
con su destello.
Los cuervos…
son prácticamente invisibles
cuando vuelan en días
luminosos.
Ellos lo saben, más no se aprovechan.
El sol les molesta demasiado,
para intentar jugar
con la luz a su ventaja.
En cambio se cansan rápido,
aterrizan en los jardines,
en los charcos, bajo las sombras
de los árboles
y gruñen, no graznan, gruñen.
En días de calor no saben graznar.
Los cuervos…
arrugan sus picos, y sus ojos,
viendo las muchachas de falda al pasar.
Ellos quieren algo, pero las plumas pesan.
Ya no piensan.
Sólo miran.