En estos últimos días que Alberto Chimal está entusiasmado con twitter como “laboratorio de creación”, regala a través de su blog un libro titulado “83 novelas“. Recomiendo la lectura de las entrevistas que le han hecho con respecto a twitter como un medio de creación en El Economista y El Nuevo Mexicano. Pueden descargar su libro digital directamente desde su blog. También venderá 150 copias de la obra en papel, para aquellas personas que aman el olor a árbol muerto, procesado, reciclado e impreso. (Es un olor delicioso. No lo niego.)
Estas 83 novelas son un proyecto aparte de los otros que, si todo sale bien, aparecerán en meses por venir o a más tardar en 2012. Y no son novelas, en efecto, en el sentido convencional del término. Ninguna mide más que unos pocos renglones…, pero esto significa que se atienen al significado original de la palabra, que proviene del italiano de hace muchos siglos: novella era una nota pequeña, una noticita, un aviso breve. Esas mini-historias crecieron con el tiempo y por eso se ven ahora tan sólidas y gruesas, pero su origen es ese, diminuto y flaco.
Por supuesto, me sorprende un poco que este proceso y esta atención que se le ofrece a twitter como un medio de creación, esté aumentando su volumen en los medios y aún cuando me agrada la visión que ofrece Alberto Chimal, hay muchísimas otras referencias y de gran valor en twitter como espacio (no necesariamente laboratorio) de escritura. Aquí hay un documento que registra los tuits de Aurelio Asiain (una excelente lectura) acerca de twitter, que me llevan a pensar que twitter es el espacio de creación, la hoja en blanco, el lienzo, un flujo interminable de momentos… más que un laboratorio o una botánica de minificciones. Yo sé que cada escritor hace lo que quiere y funciona como mejor puede, pero estoy recibiendo una sola visión en toda la clásica faramalla que hacen los medios, cuando en realidad, la creación literaria a través de twitter no está en mano de un puñado de escritores, de pensadores, sino de miles de personas de todos los oficios y labores que ya ofrecen a través de sus tuits pequeños momentos literarios.
Momentos que en cada cabeza pueden ser interpretados como un momento poético, un cuento o una larga historia que el lector debe completar antes de dejarla ir.
En la entrevista de El Economista, Chimal menciona que “esa experiencia (twitter) de lo efímero también puede ser una experiencia estética”. Esto es asumiendo que twitter fuera realmente efímero y que de verdad, los humanos sobre la tierra no tuviéramos memoria. En eso sí me alejo de la opinión de Alberto. Hay formas de conservar lo que se ha escrito en twitter, hay gente que está muy consciente de lo que ha leído en su flujo de momentos y hay herramientas que sirven para conservarlos.
Escribir con la idea de lo efímero es, en mi opinión, condenarlo al fracaso. Nadie puede dictar la vigencia de una obra, nadie sabe cuando una obra puede cambiar el destino de los hombres o ser el pilar de un nuevo canon. (Además, ningún escritor debería angustiarse con esas cosas que sólo le ponen demasiada sal a la obra y las echa a perder). La idea de nombrar estas tendencias, el poder que tiene el hombre de nombrar lo que es surrealista, dadaista o postmodernista, lo engaña con que es capaz de dictar los inicios y los finales cuando ni siquiera podrá vivir doscientos años sobre la tierra (no todavía). Twitter no es un medio efímero, eso es una ilusión, no porque veamos como la pantalla y los momentos bajan y son reemplazados por otros, han desaparecido… sin embargo, quién sabe en cuántas cabezas habrán quedado nuestras palabras, especialmente en esos tuits donde nos descuidamos.
La idea es qué… en twitter, quien se atreva a jugar, a escribir, ya sea que lo use como un laboratorio, como un lienzo, como un reflejo de su existencia… no olvide en su consciencia que es un creador y que su creación está afectando la vida de otros. El creador no dicta la vigencia de su obra, eso lo harán sus lectores y esos mismos lectores, quién sabe siquiera si ya nacieron. Hay cientos de creadores de dónde elegir las palabras que pueden afectarnos. Hay creadores que no toman twitter como un juego de creación al que pueden desmenuzarle los secretos o descubrirle tendencias, y sin embargo cuentan historias de su vida diaria o hacen el trabajo de buscar los palíndromos. Hay creadores que no saben que están creando y nos deleitan todos los días con los pormenores (reales o imaginarios) de su vida diaria.