(ilustración de Gibrán Aquino)
Hace unas horas, terminé la tercera (y, pomposamente, considero que la última) revisión de una novela que estuve escribiendo: “Ernesto Medel contra las Vampiras de Polanco”. Si son lectores regulares de este blog, seguramente la siguieron con cierto interés hace un par de años (O al menos alzaron la ceja si leyeron un capítulo y después salieron corriendo). Este aviso es simplemente para asegurarles que ya está terminada y durante una semana, pienso compartirla de manera gratuita para todo el mundo (sobre todo ustedes, los que llevan rato ya acompañándome). Lo único que pido es que si leen la novela, por favor la califiquen y la comenten en su tienda de preferencia: goodreads, amazon o lulu.
A partir del próximo miércoles 12 de Octubre, quitaré la novela y pondré los precios correspondientes en las tiendas. También actualizaré las ligas a la tienda de libros y todos los perfiles habidos y por haber (Lulu, Amazon, Goodreads). Los capítulos que están disponibles en el blog, seguirán estando disponibles… sin edición. Tal cual fueron escritos. Esos capítulos son lo que se considera el primer libro de la noveluca.
Para los que no sepan de qué trata Ernesto Medel, comparto un pedazo de lo que escribí como la introducción de este libro.
¿De qué trata este libraco con un título tan pintoresco?
Un día, hace unos años, me levanté pensando: “Quiero escribir una porquería”. Definir porquería en mi cabeza es algo complicado (cuando en realidad es tan simple: algo cochino, puerco, un masacote). Básicamente, quería escribir sin la preocupación de crear una obra literaria que significara descubrimientos, un viaje interno… que resolviera inquietudes y provocara otras. Eventualmente cambiaría “porquería” por “desmadre”. Quería escribir un desmadre. Quería divertirme con lo que escribía. Quería divertir a los demás con un libro muy sencillo.
Los primeros cuentos de Ernesto Medel salieron en un taller de microficción que manejábamos en línea. En los cuentos se enfrentaba a un par de zombies (entre ellos, un Santa Claus zombie). Ernesto Medel es un arquetipo del macho mexicano. Un hombre robusto, de bigote recio, que habla como norteño con la verdad en la punta de la lengua y sin rodeos. Además era un asesino profesional que poseía una curiosa dualidad: es meticuloso pero se deja llevar por un impulso de sangre.
Medel resultó un personaje muy versátil, que ofrecía incontables oportunidades de meterlo en cualquier submundo que se me ocurriera. Fue cuando surgió la inquietud de escribirle una novela. El título remite a las películas de clase B del Santo porque me lo imaginaba en una historia así, sin mucho presupuesto y que depende totalmente de la creación del personaje y la fe que le tienen sus lectores (o sus televidentes) para que uno continúe.
Esta es una novela llena de groserías, sexo, muchos muertos y vampiras, ¡pinches vampiras Medel!
¿Cuándo se escribió?
“Ernesto Medel contra las Vampiras de Polanco” se empezó a escribir a inicios del 2008. Escribí los capítulos y los publiqué en mi blog personal. Era una historia que logró conseguir cierto interés pero por cosas de la vida tuve que abandonarla. Durante todo ese tiempo que la novela estaba ahí, como un universo de tiempo detenido, seguía pensando en ella. Pensaba en Medel, en Jezabel y en Armenius. Durante tres años releía los capítulos de la novela y tomaba notas de cómo me gustaría dirigirla, o terminarla. Verán… incluso cuando se escribe un desmadre, hay que tomarse su tiempo para digerirlo.
La novela terminó de escribirse, oficialmente, el 11 de Octubre del 2011. Durante esos tres años y cachito, cuento como cinco o seis relecturas al documento. Más de trescientas anotaciones y correcciones. No lloré, pero si me enojé muchas veces con Medel y su instinto asesino. Pensar en él y como él, ofrece muchos momentos de diversión, pero también de cinismo y abandono.
Obviamente, al ser este un trabajo de una sola persona, estaría encantado de recibir comentarios o pequeñas notas al respecto. Seguramente hay detalles que se me escapan y aún cuando el libro cuenta toda la historia que deseaba contar, debe haber pequeñas imperfecciones que todavía quedan. Como las rebabas de plástico en los juguetes chinos.
Es todo. Ojalá que disfrutes el libro.