Cada vez que entro a tumblr (igual me pasa con Twitter a determinadas horas del día, y en otro sentido), de verdad procrastino: no trabajo, no escribo, entro al río de imágenes y pierdo un poco de mi vida, imaginando que comparto o contribuyo a construir una casa binaria de mi agrado: mujeres desnudas (o vestidas pero en incitantes poses), videojuegos, pixeles, muy pocos fragmentos de libros. Tumblr es como alimentar un adolescente que hace tiempo se murió y de alguna manera, es como subirse a un barco estático que me regresa, en fragmentos rápidos, memoria poco meditada, al pasado. Ocio, tumblr es ocio y no pienso en ello como otra cosa. Aventureros los que pueden.
Es cierto, la herramienta tiene otras posibilidades, jugosas y agradables: Se vale escribir, mantener una bitácora, compartir información a la manera de Google Reader, conseguir un tema y explorarlo… pero la facilidad del reblog y su terrible sistema de dividir lo que lees de lo que miras y lo que reblogueas, hace del contenido un masacote. Si pudiera, en una sola cuenta, dividir los tumblrs que sigo en secciones, sería mucho más sencillo, la pesquisa mucho más agradable y menos culpable, y podría dedicar la atención merecida a los textos, las imágenes, la pornografía o los artistas.
El mío, un reflejo obvio de mis tiempos de ocio o de tedio, presenta muy bien (quizás demasiado) lo que estoy pensando: nalgas, nalgas, nalgas, bits, nalgas, las delicadas líneas de un artista, los mundos poblados de un ilustrador, nalgas, un poema, un fragmento, piernas, tetas, nalgas, sadomasoquismo, mi culpabilidad por como vayan a ver el sadomasoquismo y mejor me ahorro comentarios, nalgas, una foto en instagram. Entiendo perfectamente cuando me dejan de seguir, así como entiendo a la gente que sigue mi tumblr.
A veces me siento mal por la gente que escribe ahí. Se esfuerzan de veras por relatar algo, compartir un momento de sus vidas, señalar un autor o un poema que hicieron y, como espectador, golpea mi acostumbrado ocio, zahiere mi superficialidad. Para arreglarlo, separé los tumblrs de escritores, o letras, para leerlos en el google reader o presto atención cuando comparten el texto a través de Twitter para leerlo. Sin embargo, no dejo de seguirlos en aquel servicio por temor a que lo sientan como un insulto. Ojalá se hubieran quedado en blogger, en wordpress o en posterous. Es obvio el uso de la herramienta desde su propio nombre. Tumblr: Vas a chocar con algo inesperado, y harás que otros choquen. De cualquier manera, me interesa seguir a quienes sigo. Una persona, de esa manera, se convierte en los mil avatares del internet.