Sade me está costando más tiempo del que pensé, y ahora que releo Juliette, no recuerdo muchas de las cosas que ya había leído en la versión recortada (¿Qué tanto habrán recortado? Obviamente, un montón, no se comparan mil páginas a las 150-200 de la versión barata, pero… ¿esa edición se limitará a algún algún capítulo en especial, o intentaron recortar la obra completa? ¿Serán fragmentos escogidos? No tengo mi copia chafita, la presté (en contra de mis principios) y no puedo comparar. Ahora eso me da curiosidad y a veces me distrae de mi lectura). Otra de las estructuras de Sade es que, para sustentar el libertinaje de sus malignos personajes, usa ejemplos de varias culturas y personajes celebres. Tormentas preguntó si eran culturas exóticas, no, también usa costumbres de regiones europeas (obviamente, lo exótico se refiere a lo que no sea Europa, incluso América o Estados Unidos es algo exótico para los franceses de aquel entonces), algunas del presente y otras del pasado. Los ejemplos abundan. Por eso, cuando lo leo, siento que estoy leyendo una revista de Ripley, un almanaque de cómo la humanidad justifica sus maldades. Juliette es una progresión de maldad, un personaje que entra a un reino (estoy tentado a decir que fantástico, o metafísico, aunque la novela es realista y el cuerpo es abusado constantemente) y no teme investigar, preguntar, y enamorarse de los personajes más malignos. Por supuesto, sólo se enamora de personajes inteligentes, sofistas hábiles y consciente de su edad, recoge los consejos que le dan, sin ningún ápice de rebeldía. A veces sólo pregunta para enamorarse más de un lenguaje inteligente, a diferencia de Justine, de quien recuerdo un constante rechazo a vencerse con mentiras hábiles a romper sus principios. La seducción empieza por la cabeza, y después, una escena pornográfica, de una Juliette entregada al vicio, a la verdad del vicio. En Justine, el lector sufre por las cosas que debe pasar la heroína (y el lector se convierte en la pobre hermana, sufre su destino cruel junto a ella), Juliette es el lector que curiosea y pregunta más, que también se enamora de las perversiones que le ponen enfrente y no sólo eso, Sade ofrece las herramientas para creer en la justicia de tomar ese camino. Pensaba abandonar mi relectura de Sade cuando llegué a la parte donde Juliette se enamora, se ofrece como una esclava, del asesino de sus padres y aunque lo repudia, precisamente por ello lo ama, por haber cometido el crimen más grande.