1. Escucha lo dulce que suena la premisa: 42 jugadores en un campo abierto compiten para matarse entre sí con lo que encuentren, o bien pueden esconderse y sobrevivir de raciones. El último sobreviviente es el ganador del juego. Reducimos Battle Royale, the Hunger Games, the Long Walk y tantos otros escenarios post apocalípticos a un FPS sangriento y brutal. Deme diez para llevar.

  2. Después de ver algunas reseñas en video, me desengañé: los servidores están vacíos y el juego tiene muchos errores. El desarrollador, al pasar del tiempo, ha bajado el precio de 15 dólares a 15 pesos. Por menos de un cincuentón puedes comprar este juego para ti y todos tus amigos. Si inviertes 500, quizás puedas invitar a toda una generación escolar para que se metan a una frenética sesión de Down to One. Yo pagaría por ver algo así. Quizás…

  3. No. El juego vomita bugs en cada esquina. Admito que las primeras reseñas en video fueron demasiado crueles y el desarrollador parece que sigue trabajando en el juego. Eso me decidió a entrar para ver qué pasaba. Pues el juego sigue teniendo problemas con las escaleras que van al cielo o que no están en la posición correcta. También hay muros invisibles que impiden el paso adentro de ciertas estructuras y pueden atorarte. Los avatares, cuerpos, modelos de tu jugador están propensos a sufrir los glitches entre grotescos e hilarantes. Quizás…

  4. Ni siquiera como un chiste el juego es adecuado. Además de los múltiples errores, no hay nadie con quién jugar. Uno pensaría: bueno, puedo jugar para grabar videos chistosos y subirlos a YouTube. No. Ni eso. Desde que un juego tiene problemas con la pantalla de opciones sabes que has pisado caca en el desierto. Aléjense de esta madre. No la compren.

Down to One: Reseña