Super Meat Boy
Esta es una reseña fácil de Super Meat Boy, la revelación indie, el carnalito de Isaac y un engendro (quizás en segundo o tercer grado) de la generación Newgrounds, el verdadero héroe de Indie Game the Movie; qué tanto se puede decir en realidad cuando los fanáticos sobran y los carniceros ya lo despedazaron: es un juego de plataformas que hace homenajes y chistes de otros juegos constantemente y que también es duro por propio derecho. Tiene un humor medio coprofágico y sanguinario, pero bueno, qué juego de McMillen no lo tiene. En cuanto a la dificultad, me hizo gritar más que Battletoads y eso es un logro.
Lo que aprecié de Super Meat Boy es su fluidez: los controles están bien hechos y las animaciones también. Ambas cosas son un conjunto perfecto para el gamer de los retos y los speed runs. Mario y Sonic en anfetaminas. Rápidamente te das cuenta que es muy difícil echarle la culpa al juego de tus propios errores porque no son los controles, sino la falta de maestría, la práctica y el dolor de los dedos. Puedes echarle la culpa de tanta muerte a tu inevitable humanidad o puedes echársela a la dificultad del juego, la cual es progresivamente cruel. La música no complica la situación: en otros juegos de muertes continuas la música se convierte en un taladro cerebral, en una angustia anexa, pero aquí no pasa. Los enojos son amablemente silenciosos.
La historia es muy fácil: pedazo de carne busca a su bandita para ser feliz, pero feto con una armadura robótica la ha secuestrado y esto no se puede quedar así. Debes navegar por una serie de mundos para buscarla a ella y golpear al feto. No hay bronca. Se entiende. El diseño del juego abusa de los fluidos, los deshechos corporales, los hematomas, las metáforas de echarle sal a la herida y los trituradores de carne. Sí, está bien hecho, sobre todo si te gustan los temas escatológicos e irreverentes. Aquí los encontrarás en abundancia. También hay una abundancia de invitados especiales de otros juegos indie o del mismo creador, a quienes puedes desbloquear si consigues pasar ciertos retos. Yo me rendí pronto. De por sí el juego ya tiene una dificultad bastante alta como para rascarle más.
Abandoné Super Meat Boy en la carrera para vencer al mojón de mierda. No me consideré con la suficiente paciencia para aprenderme todo el camino y ganarle al tiempo. Las horas jugadas me permitieron apreciar la calidad del juego y vivir cierta parte de la experiencia Super Meat Boy; no me urge regresar, quizás lo haga cuando sea un viejo enojado y necio. Ya no tengo la paciencia cuando otros juegos me la quitaron: Ninja Gaiden y Battletoads (y cientos más que no puedo recordar), sin embargo, supongo este juego podría ser una gran experiencia para nuevas generaciones. Sí, si tienes el tiempo y la valentía, vale la pena explorar este mundo rojo y doloroso.