La serpiente
Seré breve porque no deseo prestar más atención de la merecida a todas las calumnias propagadas...
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Seré breve porque no deseo prestar más atención de la merecida a todas las calumnias propagadas...
Read MoreDedicado a LAP Mayela de la Mora recibió la confirmación de su cáncer un día de octubre. No se...
Read MorePosted by arbolfest | Ago 19, 2019 | Columnas, La escuela de los opiliones
Lunes: los robots despiertan de su letargo, el fin de semana es para el descanso según las biblias...
Read MorePosted by arbolfest | Ene 4, 2018 | De videojuegos, Los gustos
Ciclos de locura, sífilis y melancolíaDear Esther Una vez empecé a jugar Dear Esther me costó...
Read MorePosted by arbolfest | Ene 2, 2017 | Traducción
La montaña de Kwung-Lun es bastante alta —mide más de 3000 metros de altura—. La mayor parte del...
Read MorePosted by arbolfest | Sep 29, 2016 | Traducción
Esta es una pequeña traducción que Sol González y yo hicimos de una simpática canción para niños....
Read MorePosted by arbolfest | Sep 21, 2016 | Traducción
Este cuento es parte de una colección que formamos para un libro electrónico Sol González y yo. La...
Read MorePosted by arbolfest | Mar 30, 2016 | Columnas, La escuela de los opiliones
Publicado originalmente en La Jornada Aguascalientes. Camino mucho y, por ello, a veces también...
Read MorePosted by arbolfest | Ago 21, 2012 | Decálogo del escritor, Súper Selfie, Vida diaria
He dejado de ser uno de los pocos chilangos que no han ido a Acapulco. La gracia de la premiación rompió uno de tantos récords personales. Claro, no me interesaba conservarlo. Como buen citadino, sueño con la libertad económica para dejarlo todo atrás y vivir haciendo artesanías, o trenzas, en algún pueblito costero. El sueño común de, al despertar, admirar los amaneceres como si el Sol se escondiera bajo el agua para al día siguiente, aparecer risueño detrás de las montañas al otro lado.
Read MorePosted by arbolfest | Ago 1, 2012 | Decálogo del escritor, Vida diaria
Últimamente las caminatas dejan a Nico bien cansada. Duerme durante el día, buscando que el sol le golpeé el rostro, mientras sus cachetes abultados soplan y resoplan. La miro un rato, la miro un poco más, y pienso que quizás ya tuvo su infancia, que ahora está viviendo la adolescencia, la dura etapa de los secretos, del mundo aparte, el otro lado que no me está permitido ver.
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