So…
7:45 AM.
Ya, me desvelé mucho, lo sé…
estaba subiendo a dormir, en serio.

Cuando “DING DONG”.
Checo reloj: efectivamente, sábado, 7:45 AM.
¿Quién es?
Irwin estuvo el jueves, aquí, tocando a las 9 AM.
So… me imaginé que podría ser él, en caracter de urgente.
“DING DONG”
Okay… okay, puerta, bajo, pregunto: ¿QUIÉN ES?

“VENIMOS A RODAR UN CORTOMETRAJE”
What the son of holy mary higgins, joseph campbell and fucking Budha Taoist God. AKA: What the fuck?
Ajá, si, algo así.
“¿CON QUIÉN VIENEN?”
“CON ALEJANDRO CABRERA”

Ah, Alejandro…
Ah, a mi nadie me avisó.
“Un momento… a mi nadie me avisó (repeat, perfecto loop entre boca y pulpa cerebral desvelada), deja llamo por teléfono”
¿Y qué tal si es un hijoeputa que viene a robar con la excusa de un pinche cortometraje?
So, celular de Alejandro Cabrera…
No sirve.
Intento de nuevo.
No sirve.
Me muerdo los dientes.
Teléfono a Carrillo (sleeping Carrillo, so cute): “Oh, si, Alejandro me dijo que probablemente venía, por lo de un cortometraje… pero no me avisó… te doy el teléfono de su chavo”.

Ah, ok.
Teléfono del chavo de Alejandro.
“¿Buenos días, se encuentra (tu novio, tu novio, di tu novio) Alejandro Cabrera?”.
“Alex salió hace 15 minutos”.
Si, lo sé… aún no me acostumbro que Alex tenga algo llamado novio y él sea novio. Gays, pues. Pareja, como acostumbran. Seres humanos, por supuesto.
Dice que es su marido.
A mi me da gusto, llevan rato de pareja estable.

Y si, en fin… la costumbre de Cabrera, llegar tarde 15-20 minutos.
So, espero… paranoia, extraños en la oficina-casa… okay, okay… meto todo en cajones, pongo contraseñas a las máquinas…

No sé que partes de la casa piensan utilizar…
No sé donde carajos se meterán…
No sé si les será agradable cuando baje en tres o cuatro horas, en calzones y sin playera.

No es sexy,
No es fashion,
Pero me vale madres,
Y mis huevos así cuelgan libremente.
Así como los aviento, cuando alguien me caga.
O cuando no me avisan que van a utilizar la oficina en fin de semana.

(neh, no voy a bajar así…)
(bue, lo estoy pensando).

Llega Cabrera, se abre puerta
y entran los del cortometraje.
Toda una experiencia…
(Simón).

Saludan –ajá… ya se quien es el que tranquiliza a la gente que no sabe ni que pedo. O sea, el asistente de dirección.

Medio nerviosos –ajá… ya se quien es el director que intenta abrirse paso en algún concurso o está regresando a su etapa artística.

Inmediatamente se sienten como en su casa –ajá… ya sé quien es el designado de staff, o sea, el cabrón que lleva todo lo pesado y lo avienta donde haya espacio.

Y sonríen –Ya se quienes son los afortunados actores, que se desnudarán por poco presupuesto.

“So, Alex… ¿cuánto se van a tardar?”
Alex va, y pregunta, con todo y mi presencia harto presente (loop…loop…loop).
El director checa su reloj y dice–: “Poco”.
El asistente de director dice–: Si, tenemos otras tres locaciones.
Sonrío, ampliamente–: Trabajo en esto, no me quieran ver la cara… Hora real.

Se miran el asistente y el director, y me ignoran. A huevo, ¿pues qué creen? ¿Qué solo estudio literatura?

Bue…
Alex ya vino y me dijo–: Usted tranquilo, yo me encargo.
TT–: Claro que sí, si yo me voy a subir a dormir.

Pero conozco a Alejandro,
su mente vuela como un colibrí,
tan pronto encuentra a alguien con quien platicar.

Así que “disfrutaremos la experiencia de hacer un corto”, en lo que mi pulpa cerebral desvelada empiece a escurrir por las orejas y decida sentarme en el sillón de la sala de espera: sin playera y en calzones.