¿Te acuerdas?

Si… me acuerdo.

Lo dices como si hubieras cambiado de sentimientos. Como si ya no me quisieras… dime que aún me quieres.

Si… te quiero.

Repítelo. Quiero estar seguro de que no estás mintiendo.

Si… te quiero. Te quiero. Y sé que tú me has querido siempre.


 

Hoy es un día medianamente brillante y eso, tan sólo es porque está abierta la ventana. Soy un domingo por la tarde en una ciudad grande. Me imagino como calles vacías, como el viejo sentado en una mecedora bebiéndose té, como su sombrero de paja que resguarda de soles y de calores. Soy una foto con demasiada exposición o como el amanecer naranja de algún estado del norte mexicano. Soy la risa de mi mujer, cuando digo alguna tarugada o soy el escrito de algún niño, que imagina centauros y castillos.

Sonrío, tan sólo he estado amargado demasiado tiempo y hoy quiero probar un poquito de tranquilidad, sin decir que me he resignado o que me he abandonado. Simón Dor esta fumando, recargado en su tumba y sonriendo chueco. ¿Cómo andas, viejo amigo?

Hoy, no hace viento y el día se hace gris poquito a poco. Me dan ganas de salir a comer con Doña Maru. Me dan ganas de no hacer tarea, como un niño de siete años. Continúo en un ilapso, ¿movimiento perpetuo, dinosaurio? Continúo en un ilapso, ¿me dará hambre, Doña Maru? Continúo en un ilapso, you gonna say I’m an idiot, Collin? Continúo en un ilapso y la vida, la vida puede pasar así de tranquila… hasta que mis huesos se hagan polvo y mi carne se pudra.