Tengo un incómodo dolor en el estómago, antes era punzante y de incómodo a punzante, no sé que prefiero. El dolor que punza, es mordaz, obliga a que la cara gesticule, se siente bien sabroso desde adentro. El dolor incómodo simplemente esta ahí, volando como mosquito que no se larga, el mosquito que no sabes donde esta. Mientras mi dolor fluctua de uno a otro, Homero Vidal me habla por el messenger, me pregunta si lo dejaré entrar a Big Blogger. Ya le respondí que no, él sabe porque no, yo sé porque no. Pero sé que continuará preguntando y en mejores días que este, podré responderle que no tranquilamente. Un monosílabo que no se empalme con el dolor que siento en el estómago y me haga retorcer la cara. Desde que trabajaba en casting no me asaltaba uno de estos dolorcitos, que se los atribuía al estrés. ¿Entonces? ¿Ahora es un dolor post-traumático?

Hoy el equipo mexicano me puso de malas. No vi el juego por razones ajenas a mi voluntad, sólo vi los primeros 10 minutos y escuché los últimos 3 por radio. Los primeros diez minutos fueron suficientes para que alzara los ojos en hastío, un intento de gol de nuestra parte y un gol de Portugal. Fue como ver escenas repetidas con actores similares y distinto vestuario, sin embargo, una de las escenas logró su propóstio: el gol portugués. Sólo de escuchar 2-1, favor Portugal, decidí dejarlo por la paz. No soy futbolero, no sé de aspectos técnicos, no sé de los equipos originales de la mayoría de los jugadores, no conozco su calidad de juego, puedo decir del director técnico que se ve un hombre muy serio que puede comprometerse. Tiene rostro de que cumple su promesa. Tiene un rostro duro. Los jugadores se ven jóvenes, ya no estamos mirando, como un Hugo Sánchez a sus cuarenta años (vaya, tal vez no tanto) lastimeramente busca oportunidades tramposas para meterle un gol a los alemanes. ¿Zague y Campos? ¿Esos quienes son? No, no, no. Ahora son Kikín (como se escriba) Fonseca, Márquez, Oswaldo… otros nombres. Mi conocimiento futbolero tiene una curva de aprendizaje muy lenta, cada cuatro años se me olvidan las cosas para volver a capturarlas y medio reafirmar el conocimiento de cuatro años atrás. Y luego de ver una actuación tan pésima como esa, dónde los jugadores mexicanos parece que se educan para entrar (versión extendida, en el partido de México contra Irán) pero no para golear, me dieron ganas de no saber de futbol en otros cuatro años más. Pero el mundial cumple su función, si me dejo contagiar por la fiebre del mundial y por los rostros manchados de verde, las camisetas, por los grupitos que se hacen fuera de las taquerías que tienen una tele o un radio, si la señora de a lado hace un gesto despreciativo porque perdimos la oportunidad de golear se lo respondo solidariamente y así. A mí también me gusta el juego de mediocridad, me gusta escuchar y creerles por momentos a los comentaristas decir cada cuatro años que México es un equipo con potencial para ganar el mundial. Menuda mentira. No existe algo llamado potencial. Existe ganar o perder. La misma vida.

Esperaré a lo que diga el señor Humphrey (nomás que deje de chatear con Miguel), que es como mi guía literaria para estos arrebatos futbolísticos.

Hablaba de mi dolor de estómago, que puede ser el que haya tomado mis manos y esté externándolo de alguna manera. Repasaba mentalmente mis pendientes como: acabar mi carrera, pedir mano y casarme con Sol María, tener hijos, comprar la nueva Penthouse donde viene mi tercera colaboración, estudiar para los extraordinarios que pienso presentar, seguir capturando catálogos, servirme coca cola, morirme en alguna playa, endeudarme para comprar una casa, irme de viaje, decirle que no a Homero Vidal para Big Blogger, salir con mi hija adoptiva, cenar enchiladas. No son muchos pendientes y bueno, tengo la mala maña de no darles la prioridad requerida. Para mí es más vital servirme un vaso de coca cola que terminar mi carrera. Para mi estómago es más vital que no le meta nada irritante, pero vamos, se había portado tan bien que pensaba que había sido un mal sueño.

Si les interesa saber, Big Blogger termina este cuatro de julio. Y si les soy honesto, estoy considerando la idea de cerrarlo definitivamente.