Del bestiario de Caín: “Los párratas son de una constitución viscosa, a veces líquida, depende de que tan excitados estén y cuántos años hayan pasado buscando un cuerpo en dónde vivir. Tienen cuatro patas en el lado derecho, y tres patas en el lado izquierdo, sus tenazas son pequeñas y no son lo suficientemente fuertes para provocar siquiera una herida, además que la constitución de su vientre ovalado no les permite extender la cabeza más allá de sus patas. Los párratas más viejos y solitarios dejan de moverse para disolverse en la tierra. Buscan, con frecuencia, acoplarse al cuerpo de otro porque son parásitos por naturaleza. Según Maeterlinck (1902), un párrata “siempre está en búsqueda de un alma afín para compartir su conocimiento y que su existencia tenga algún sentido”. No hay registros de que el mismo Maeterlinck haya asimilado a un párrata y la suya es una concepción romántica, con pocos fundamentos científicos. Son pocos los párratas que mueren en soledad, porque algunos deciden vivir en los árboles y envejecer dentro del tronco, o entre las ramas, hasta que sea imposible definir donde empieza el árbol y donde empieza el párrata. Se han registrado casos donde los árboles-párrata hablan un lenguaje burdo, una combinación de todos los idiomas existentes, algunos testigos han registrado que los párratas hablan una combinación de alemán, francés y catalán, sin embargo, tan pronto expresan una palabra que otros escuchan, dejan de hablar, por una naturaleza maligna y traviesa. Los humanos que han sucumbido a los caprichos naturales de un párrata, dicen que tan pronto el animal asimila un hogar en algún hombro, o en la pierna, o incluso en el sexo, “cambian su vida” (Ferragato 1941), “se hacen más sabios” (Clara 1922) y adquieren una “claridad imposible para enfrentar los problemas más complejos” (D. Agosto 1978). Sin embargo, aunque he observado durante muchos años a D. Agosto, asimilado por un párrata desde niño, no parece que sea un hombre destacable en algún sentido, así como de los muchos otros sujetos de los que se tiene registro y qué he tenido oportunidad de estudiar gracias a los documentos existentes. D. Agosto se queda silencioso, durante las pruebas, y mira la pared, obcecado, como si en ella hubiera algo que nadie más puede ver”.