Autor: arbolfest

Impulso de risa

La mujer observó cuidadosamente a los integrantes de la junta, todos señores y señoras de más de treinta años en servicio en esa firma de abogados, escuchó a su compañero exponer el caso de Bertolucci, algún criminal que ofrecía...

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Pateará al sol hasta que sangre noche

Estaba Simón Dor preparando su cena modesta, en el ambiente se escuchaban cohetes. Pensó que podrían ser motivos de alguna celebración paganas, pero ¿qué no era pagano para Simón Dor? Se dejó influir por los pensamientos que le...

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Impulso del destructor

Tienen que estar listas las estructuras para el viernes, los albañiles han trabajado todo el día por el bono extra, me han felicitado los arquitectos. Todo va bien. Excepto por el impulso. Acabaremos la obra unos días antes de...

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La guerra y la ilusión

Capítulo I El niño con una decisión importante Iniciar el día para él era lo mismo de todos los días, sentir la luz del sol pegar en su rostro y retorcérselo hasta que abriera los ojos y decidiera moverse a una sombra cercana....

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La monja que bendice coches

Cuando salgo del trabajo y espero mi camión en el Eje 5 Sur y Cuauhtémoc, alrededor de las nueve de la noche (entre 8-10, no sabría decir). Sale una monja de noventa y tantos años. Entre esquina y esquina, cuando está el alto,...

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La amante de estrellas

La tía Yemita se sirvió café en su taza de latón, escuchó la respiración de sus nuevos clientes, cómo se hacían cada vez más rápidos. Estaban nerviosos, la tía Yemita disfrutaba de la ansiedad, adoraba exprimir cada minuto de...

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Día 46

Ayer soñé con mi primer muerto. Un sueño espantoso. Estábamos ella y yo, en una cena con un tipo importante y empezamos a platicar de cosas, como solíamos platicar en el mundo real. Su cabello estaba completamente canoso y sus...

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Día 43

Cómo el tiempo que es extraño… hay días en que me pregunto si fueron años desde el ayer. Me guío poco por el calendario, ya que en lo que menos confío es el registro dentro de mi memoria de los días que han sucedido desde aquel...

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Paseando estaba ayer, el señor Dor

Un señor corrió a las tres de la mañana, en un pasillo oscuro llevándolo a un callejón sin salida, se acomodó los lentes y se volteó espantado, para ver su silueta ahí y su sombra amenazadora. —De veras lo siento, Señor Dor...

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